Ubicado en el área de desarrollo de Grafental, el proyecto actúa como punto final de este nuevo distrito y sirve como unión y mediador entre la nueva densidad urbana y el grano más pequeño del extrarradio. Por ello el edificio forma una secuencia de formas y volúmenes conectados que dividen la gran superficie de programa en una escala apropiada a su entorno. Como extensión del Hohenzollernalle, se plantea un nuevo barrio más vivo, que es a mismo tiempo un espacio y pasaje público, y una dotación educativa. Las entradas principales y la cafetería se enfrentan a la plaza conectando así el movimiento y alegría del colegio con el espacio público. La escuela consiste en un clúster de cuatro aulas organizadas alrededor de un espacio central multifuncional. Ubicadas alternadamente a lo largo del eje principal norte-sur, los diferentes edificios contribuyen a la organización interior y a la identificación de los espacios por medio de los alumnos. Este eje vertebrador también alberga escaleras, ascensores y servicios, conectando así todo el complejo gracias a esta calle interior.