Entrada al museo al aire libre de Detmold
Un museo al aire libre es un viaje en el tiempo. Crea la ilusión de transportar al visitante a otra época. El visitante se sumerge en un lugar que se ha conservado, recreando su pasado hasta el último detalle. Cualquier elemento nuevo y discordante puede romper esta ilusión y estropearla en cualquier momento. Se propone no construir para preservar la atmósfera del lugar. Aprovechando la topografia del sitio se han enterrado todos los usos a través de un pliegue en el terreno. Un antiguo grabado nos ha revelado una forma circular que pudo haber existido cerca del mausoleo. Una forma que pertenece al lugar y no es desconocida. A partir de esta forma geométrica, construimos un vacío circular, una nueva plaza de acceso al museo, que construye un gran porche y sugiere el gesto de dar la bienvenida al visitante con los brazos abiertos. El visitante penetrará en el suelo y, siguiendo la luz, llegará a los ascensores circulares o la rampa helicoidal que se despliega poco a poco a medida que llega a la superficie. Un viaje que nos lleva desde el exterior a la oscuridad, de vuelta a la luz de la superficie. Un solo material: la tierra. O lo que es lo mismo, hormigon que construirá las paredes, los techos, los pavimentos, los lucernarios. Hormigon que envejecerá al mismo ritmo que el lugar. Absorbiendo la vida por todos sus poros. Como si siempre hubiera sido